martes, 9 de julio de 2013

La actitud del Ayuntamiento de Madrid frente al Orgullo LGTB requiere una auténtica respuesta contundente




Ni la intervención de las unidades de antidisturbios ni la falta de colaboración del consistorio madrileño, que se acentúa año tras año, consiguen deslucir una manifestación ya consolidada. Pero ahora es necesaria una respuesta contundente por parte de la organización, plantando cara al Ayuntamiento y recuperando la rebeldía sus orígenes, si no se quiere que este evento acabe muriendo.

Cogam, FELGTB y la asociación de empresarios AEGAL llevan años denunciando los recortes y ausencia de compromiso del gobierno municipal. Este año los problemas fruto de la dejadez del consistorio fueron más allá. Pocas horas antes de iniciarse la manifestación del Orgullo LGTB 2013 el sábado pasado, las organizaciones convocantes publicaron una nota de prensa en la que manifestaban su decepción y malestar ante los intentos más o menos sutiles del ayuntamiento de Madrid de boicotear esta fecha de reivindicación y celebración

Durante la manifestación se produjeron graves deficiencias en el servicio de movilidad, según denuncia el portal Ecomovilidad, que no duda en definir como “caos en la noche madrileña” las horas posteriores a la manifestación. Además de un recorrido sensiblemente más corto, ni Renfe ni Metro de Madrid aumentaron de forma suficiente sus transportes para dar cabida al más de un millón de personas que se acercaron al centro de la ciudad. Tampoco se alargó la hora de cierre de los servicios ni se reforzó el sistema de autobuses nocturnos, tal como se hace en otros eventos multitudinarios como los deportivos.

A esto hay que añadir pequeños detalles, que encajan perfectamente dentro de la “sutileza” del Ayuntamiento, como que parte del recorrido de la manifestación transcurrió a oscuras porque no se encendieron las farolas hasta bien tarde, o que Cibeles apareció deslucida con la fuente sin agua ni iluminación, con un Ayuntamiento fortificado.

La actuación policial tampoco se libra de las críticas. En la plaza de Vázquez de Mella, en los primeros minutos de la madrugada del sábado, se produjo una situación de tensión cuando obligaron a unos jóvenes a dejar de tocar música, tratándolos a empujones e intentando evitar que los numerosos testigos tomasen imágenes de su actuación. Entre amenazas de arrestro, impusieron a los jóvenes una multa económica. Al día siguiente, al filo de la mañana del domingo, los agentes antidisturbios tomaban las calles de Chueca obligando por la fuerza a terminar la fiesta.

El domingo, en una decisión de última hora tomada individualmente por cada entidad participante, se cancelaron todas las actividades de Vázquez de Mella por una cuestión de higiene ya que la ausencia de urinarios y un insuficiente servicio de limpieza, unido a las condiciones meteorológicas, inundaron la plaza con un edor insoportable de orines acumulados durante toda la semana.

El director de Universo Gay y de la editorial Stonewall, Diego Manuel Béjar, opina que es necesario una respuesta contundente que plante cara a esta homofobia encubierta en lugar de congratularse por el “éxito”. Béjar pone como ejemplo de esta tibieza en la denuncia por parte de las organizaciones convocantes el hecho de que finalmente no se portase como segunda pancarta una con el lema “Botella dimisión”, tal como se acordó en una reunión de urgencia el día previo a la manifestación. Así mismo, lleva años protestando ante el hecho de que cada año, pocos días antes del evento, la organización haga una convocatoria de prensa para hacer patentes las zancadillas del Ayuntamiento incluyendo siempre como coletilla la amenaza de una “respuesta contundente” que jamás se produce. Según él, al no producirse nunca esa respuesta contundente (señalando como responsable a AEGAL, que en defensa de sus intereses económicos siempre preferirá ceder a perder los ingresos de la macro fiesta), el Ayuntamiento siempre tiene vía libre para seguir recortando y boicoteando con cada vez mayor descaro. De hecho, el peso de AEGAL en la organización es cada vez mayor, hasta el punto que este año figuraba como organizador AEGAL y como colaboradores FELGTB y Cogam.

"Es necesario un ultimátum", concluye Béjar. "Convocar para el año que viene solo la manifestación y, si el Ayuntamiento quiere vender fiesta a nivel internacional, que se comprometa claramente y sin fisuras con un plan y unos espacios claros antes de fin de año bajo amenaza de cancelar todo lo que no sea manifestación si falla a esos compromisos. De lo contrario, de seguir está tendencia, el Orgullo acabará muriendo, cediendo bajo los caprichos de un Ayuntamiento homófobo. Reconozco el tremendo trabajo que hacen las asociaciones para sacar adelante un evento de esta magnitud, pero si no se planta cara de una vez ese trabajo no servirá para nada".

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