Este grupo nace como un rayo de luz de esperanza para todo el que necesite de ayuda para enfrentar con pie firme el bullying sea escolar o homofobico, la homofobia en si misma, el racismo, sexismo y todos los demás tipos de discriminación existentes.
sábado, 17 de agosto de 2013
Los avances democráticos de Birmania deben incluir a la población homosexual
Mientras la república de Myanmar, más conocida como Birmania, trata de convertirse por derecho propio en un estado democrático, la comunidad LGTB lucha contra la todavía muy presente homofobia.
Phyo es el coordinador de Colores Arcoiris, una asociación en defensa de los derechos LGTB en Birmania. “Antes de que otras personas me discriminaran, yo me discriminaba a mí mismo”, afirma. Desde su organización, intenta ayudar a otras personas para que el camino desde ese prejuicio propio hasta aceptar abiertamente su orientación sexual sea lo más fácil posible. “Cuando era niño, no sabíamos que existían personas homosexuales”, relata en Myanmar Times. “No había ningún libro ni imagen que mostrase a dos hombres besándose o abrazándose. Cuando mirabas alrededor, solo veías a parejas de hombre y mujer.”
El maquillador Seint Seint recuerda el rechazo que sufrió por parte de su propia familia. “A mi madre y mis hermanas no les importaba que yo fuese gay pero a mis tíos y primos sí”, explica. A pesar de ser un reconocido artista del maquillaje, Seint Seint afirma que todavía es víctima de la homofobia. “Quien se dedica a maquillar o son chicas o hombres gays, las personas respetan nuestra profesión. Pero cuando algunas personas hablan con nosotros, cambian su comportamiento y nos desprecian. En Birmania, la gente piensa que la vida personal y profesional son lo mismo".
U Aung Myo Min, director ejecutivo de Igualdad Myanmar, una ONG de defensa de los derechos humanos, afirma que el número de asociaciones LGTB en Birmania está creciendo pero que la homofobia y la transfobia todavía están muy presentes en el país. Considera que un paso imprescindible hacia una democratización real de la sociedad pasa por cambiar las leyes discriminatorias. “No elegimos nuestra vida, nacimos homosexuales. Las leyes deberían protegernos pero, en vez de eso, nos señalan”, se queja. U Aung Myo Min alude a la legislación que prohibe el “encuentro carnal contra el orden natural” y que puede conllevar penas de cárcel de hasta 10 años.
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