sábado, 17 de agosto de 2013

Pareja de lesbianas impulsa el matrimonio igualitario en Ecuador



Pamela Troya y Gabriela Correa han solicitado cita para casarse en el registro civil de Quito, la capital de Ecuador, a pesar de que todavía no se ha realizado la reforma legislativa que lo instaure.

La acción de las activistas Pamela y Gabriela, acompañadas de diversos colectivos en defensa de los derechos LGTB, ha servido para abrir el debate sobre la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo en Ecuador. El pasado 5 de agosto, las dos aspirantes a contrayentes entregaron todos los papeles necesarios para pedir cita en el registro civil de Quito y quedaron a la espera de que les den la cita para la boda.

Pero cuando los funcionarios encargados revisen la documentación, se les negará la posibilidad ya que la Constitución ecuatoriana no contempla el matrimonio entre personas del mismo sexo. “ Si esto lo ponen por escrito ya tenemos una negativa expresa y oficial para algún tipo de procedimiento legal”, explica a EFE la activista Silvia Buendía, portavoz de la Red LGBTI de Ecuador. “Cada mes hay un nuevo país que saca adelante el matrimonio igualitario".

Buendía explicó que "existen diferentes vías para lograr el matrimonio igualitario" entre las que se encuentran la legislativa, la resolución de altos tribunales y la presentación de una demanda ante un juez de lo civil. En su opinión, una buena alternativa es utilizar todos estos medios y, sobre todo, dar visibilidad al asunto, como ha sido el objetivo principal de la demanda de Pamela y Gabriela.

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, sostiene que el matrimonio es únicamente la unión entre un hombre y una mujer. No obstante, en mayo de este año publicó en la red social Twitter la posibilidad de realizar una consulta popular sobre el matrimonio homosexual en las próximas elecciones, que tendrán lugar en febrero de 2014. El presidente aprovechaba para declarar que no se tratan de sus “dogmas y prejuicios”. Silvia Buendía considera que se trató de "un arrebato tuitero" del mandatario y tachó de "ejercicio de cinismo" la idea, porque “en derechos humanos no existen mayorías ni minorías cuantitativas. No se puede dejar a la mayoría que decida" sobre aspectos que afectan a los derechos humanos de las minorías.

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