El obispo de Saltillo, en el estado mexicano de Coahuila, declaró que hay que estar “malito de la cabeza” para pensar que las personas homosexuales son degeneradas o depravadas.
Se necesita estar "malito de la cabeza" para pensar que un gay o una lesbiana es una persona degenerada o depravada. Los homosexuales son seres humanos dignos de respeto, subrayó Raúl Vera, obispo de Saltillo, en el norte de México.
En una entrevista concedida aTerra este obispo católico citó al papa Francisco: “¿Quién soy yo para juzgar a los homosexuales?”
El ganador del Premio Rafto 2010, por su lucha a favor de los derechos humanos en México, reconoció que las palabras de la cabeza visible de la Iglesia católica contradicen una opnión hoy por hoy mayoritaria entre otros altos cargos religiosos, es decir, que la homosexualidad es una perversión o una enfermedad.
Según el ttular de la diócesis de Saltillo, es importante para los pastores, revisar el contexto histórico y releer con cuidado los textos bíblicos en los que tradicionalmente se basa la condena a los homosexuales “para decir que están condenados en la Biblia".
Los homofóbicos piensan a priori que los homosexuales y las lesbiana son personas degeneradas y promiscuas, pero tener estos pensamientos sí constituye una enfermedad mental, consideró el jerarca católico.
En una entrevista concedida aTerra este obispo católico citó al papa Francisco: “¿Quién soy yo para juzgar a los homosexuales?”
El ganador del Premio Rafto 2010, por su lucha a favor de los derechos humanos en México, reconoció que las palabras de la cabeza visible de la Iglesia católica contradicen una opnión hoy por hoy mayoritaria entre otros altos cargos religiosos, es decir, que la homosexualidad es una perversión o una enfermedad.
Según el ttular de la diócesis de Saltillo, es importante para los pastores, revisar el contexto histórico y releer con cuidado los textos bíblicos en los que tradicionalmente se basa la condena a los homosexuales “para decir que están condenados en la Biblia".
Los homofóbicos piensan a priori que los homosexuales y las lesbiana son personas degeneradas y promiscuas, pero tener estos pensamientos sí constituye una enfermedad mental, consideró el jerarca católico.
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